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“C83”

3 minutos de lecturaCuentos
"C83"

En el sanatorio de números eucledianos se encontraba internado el número 83. Al despertar y ver en su pijama la insignia del lugar se preguntó:

  • ¿Acaso los números se enferman? ¿Cuándo lo hacen?

En el momento en que comenzaron sus cuestionantes ingresó a la habitación la doctora Suma, quien al notar el asombro de su paciente le explicó:

  • Buenas tardes 83, soy la doctora Suma. Como no existe la sanación sin conocimiento le contaré lo que ocurrió… Esta mañana lo encontraron en un cesto con una fractura en zig-zag a lo largo del eje longitudinal de su 8. Luego de revisarlo y hacerle los análisis correspondientes observé que sufrió la enfermedad de la ESPERA. Según los indicios que dejan ver el papel en el cual estaba impreso, los dobleces indican que esperó 150 minutos cuando teóricamente debió de haber esperado 18´. El accidente ocurrió en el banco BBVA cuando pasaron delante suyo números como el 100, el 122 y hasta el 135.
  • Soy un número doctora, espero ser atendido después del 82 y antes del 84. No entiendo muy bien qué pasó - respondió 83 esperando comprender.
  • En el lugar resolvieron llamar en primera instancia a todos los clientes vip del banco, es decir, a todos los números antecedidos con la letra V, X y hasta EC. Mas usted, precedido por la letra C, indicativa de su cuenta corriente común, quedó para ser atendido al cierre del lugar. - Dijo Suma.
  • ¡Qué raro! Las letras siempre alterando nuestro orden natural - respondió.
  • No 83, no son las letras ni el problema es de combinatoria esta vez.Es la falla del sistema a la hora de estimar el tiempo de espera de sus clientes - respondió Suma.
  • Bien doctora, si de sanar se trata dígame qué debo tomar - preguntó animado.
  • Un nuevo destino 83. Dentro de las opciones le ofrecemos:
    • A. Estar impreso en alguna bolilla de la Quiniela Nacional.
    • B. Ser parte del domicilio de un nuevo hogar.
    • C. Convertirse en donante y mantener así la juventud un tiempo más.

De haber sido el número 8 hubiese elegido la opción A sólo para disfrutar de los niños cantores cuando lo anunciaran por TV, pero como ya estaba algo grande, 83 eligió la opción C con la condición de no regresar al mundo de los humanos.

La doctora lo fusionó con el paciente de al lado, el número 14, quien esperaba un nuevo hígado, y juntos formaron el 97. Antes de realizar la intervención, lo tranquilizó con unas últimas palabras:

  • Tranquilo 83, no volverá; ni siquiera estamos enviando genios allí. Nada les ha alcanzado y si siguen dormidos, no tengo dudas de que desaparecerán.
  • Gracias doctora Suma.
  • De nada 83.